sábado, 17 de enero de 2015

El polen y su relación con las patas de un tapir

¡2015!

Ya tocaba ir actualizando. Aunque sea para que Skyrunner no se queje.

Como indica el título, voy a hablar de la relación entre el polen y las patas de un tapir. No de los tapires en general, no. De uno solo. Severiano. Tapir adulto, adicto al estropajo y defensor de los derechos de las pulgas a constituirse en comité.

Severiano no tiene patas. Ni polen. Así que se trata de una relación de pacífica coexistencia en la no existencia en la entrada de este blog. Aunque se podría decir que, al mismo tiempo, el haber hecho referencia a ambos elementos (tanto en el título como en el cuerpo de esta entrada) los convierte en algo tangible y existente. Con lo cual siguen estando relacionados, aunque sea únicamente por haber sido creados expresamente para la elaboración de este texto.

La verdad es que importa poco. No es primavera aún. No nos tenemos que preocupar por el polen. Tampoco es que yo me preocupe en primavera, la verdad sea dicha. Mi cuerpo es capaz de almacenar enfermedades, trastornos y males diversos. Pero la alergia al polen no es uno de ellos.

Como decía, aún falta para que llegue la primavera. Aunque no tanto como se podría pensar. Más de un día pero menos de setecientos. Es todo lo que puedo aventurar sin mirar el calendario.
Así que ahora tenemos frío invernal. Con cotas de nieve sobre los no se cuántos metros. Y heladas en zonas del Cantábrico. Y una aceituna tiesa en una isla perdida del mar de Java.

En estos meses no ha pasado nada destacable. Regresé del viaje. Muté en naftalina. Después en barómetro reaccionario. Como las presiones no son lo mío, regresé a mi ser original y ahora paso los días envuelta en mantas. Mi salud se puso en huelga y casi llegamos a los tribunales, pero no lo puse en conocimiento de nadie. Y ahora ya no hay que preocuparse, he ganado y tiene que recompensarme con una tarta de queso y una recreación en barro cocido de la batalla de las Termópilas. Aunque de eso ya han hecho hasta pelis. Bueno, pelis hacen de todo. Menos de Tapires polinizados. Un drama.

Así que nada, he vuelto. Para quedarme.

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