miércoles, 19 de febrero de 2014

Get Down!

Hoy me apetece revivir esto, porque he descubierto que hay gente que no conocía su existencia. Hablo del maravilloso vídeo del bug de GoldenEye 007 y del meme que se creó a consecuencia de ello.

El vídeo:




La explicación (en inglés):



Y uno de mis bailes favoritos:




lunes, 10 de febrero de 2014

Es tan fácil quererte...

Fue fácil prendarse de ti en los tiempos de inocencia. Fue igualmente sencillo hacerlo en la madurez. Lo que no imaginaba es que iba a resultar tan natural unir las almas de forma que se perdiese la noción del tiempo.

He olvidado cuántas veces me negué a quererte. Supongo que tantas como deseé perderme entre tus brazos. Pero el tiempo, el destino y mi propia tozudez ganaron la batalla a todas las inseguridades. Ni siquiera la incertidumbre era rival para nosotros.

Y ahora me encuentro echando en falta tu piel junto a la mía, a escasas horas de nuestro último beso. Añorando tus palabras, tus caricias. Buscando tu calor en mitad de la noche, mi cuerpo adormilado acurrucándose junto al tuyo, una sonrisa asomando al rostro al cruzarse nuestras miradas.

Las horas volaron. Nos las robaron las sábanas perezosas, las burbujas del cálido baño que tanto tiempo jugamos a imaginar. Nos las robaron los recuerdos y los sueños de futuro. Especialmente estos últimos. Y es que se me va el tiempo ultimando cada pequeño detalle, compartiendo contigo hasta el más insignificante descubrimiento. Tratando de crear un escenario perfecto, un regalo que entregarte ahora que ya te has llevado mi alma.

Quién me iba a decir que me costaría tanto dejarte marchar en aquella estación. Que ahora, con la lección aprendida, con la vida a medio recorrer, me iba a encontrar de nuevo suspirando por aquellos momentos que en mi mente se repiten una y otra vez. Como una película que nunca me canso de ver, una película que se diría que mejora con cada nuevo visionado.
Y así me sorprendo con la mirada perdida, como buscándote. Con el corazón contando los días, con la mente anclada en el eco de aquellas palabras que tanto me gusta pronunciar.

Y es sencillo dejarse llevar, arrastrada por la corriente de impulsos cada vez más fuertes, de sentimientos que se fijan en cada rincón de mi cuerpo. Y aunque me vence el sueño, necesito escribirte, gritar al viento que aquí estaré, esperando. Adorándote cada día un poco más, controlando las ganas de correr a tu encuentro, aquí y ahora, ignorando a la razón.

Lo conseguiste. Has vuelto al jardín del que nunca debiste salir. Y yo estoy aquí para tomarte de la mano y recordarte cuánta alegría eres capaz de aportar a cada estancia, cuánta luz derramas sobre las paredes de este pequeño palacio.

Es un reencuentro que dio vida a una nueva ilusión, una esperanza que se alimenta de encuentros que la vuelven cada vez más fuerte. Y crecerá, hasta engullirlo todo y formar un nuevo mundo que sirva para dibujar en él nuestros sueños.

Pronto, muy pronto.
Te quiero.