domingo, 23 de noviembre de 2014

Cuidado con los erizos de cartón

¡He vuelto!

Ahora que ya he acabado con el blog del viaje, toca recuperar este. No actualizo desde principios de septiembre, ya me vale. Aunque tampoco es que haya pasado nada emocionante. Nadie me da los mil euros, no he dominado ni un terreno minúsculo, no he matado a nadie, no me han abducido, no han convertido el exilio en un lugar maravilloso ni ha habido una invasión de croquetas con prejuicios.

Así que aquí sigue mi vida, sin muchos cambios. Con perspectiva de algunos (o muchos) en un futuro cercano (o lejano). Pero ahora mismo, novedades cero. ¡Cero! Qué dramático.

Como hablar de que no tengo nada especial que contar es muy aburrido, os voy a dejar con la típica recopilación de hechos de elevada importancia que no todo el mundo conoce.


-Las anguilas no tienen nada que ver con la fluctuación del valor del terciopelo en el mercado de segunda mano iraní.

-Dos de cada cuatro cocodrilos se declaran amantes del dominó.

-Cae en picado la popularidad del golf inverso en Polonia.

-Tendencias de moda para el 2015. La ropa sigue llevándose mucho.

-Un estudio alemán demuestra que las gallinas ponedoras tienen problemas a la hora de respetar los semáforos cuando conducen descapotables. Sin embargo, en pequeños utilitarios de segunda mano muestran una conducta mucho más respetuosa.

-El poder de las naranjas. Esta fruta tiene un porrón de cosas buenas y saludables. Se aconseja contemplarlas cada mañana para sentirte inspirado por sus vibraciones místicas de tipo cítrico.

-Aumenta el número de usuarios de PC que no lucha por la custodia de los pangolines en caso de divorcio. Los gobiernos (todos ellos) estudian medidas para fomentar la conciliación laboral y familipangoliar.

-Muere un señor viejo en Nueva York.

-La mejor forma de eliminar el estrés laboral es dejando el trabajo y dedicándose a la vida contemplativa. En su defecto, vistiendo con camisetas de los 90 desteñidas.

-Se incrementa el número de robos mediante violencia entre la población de palomas de Bruselas.

-Confirmado que cuidar de un bote de judías a modo de recién nacido no es perjudicial para el funcionamiento del riñón. Todavía es pronto para afirmar si esto se aplica también a los de garbanzos.

-El próximo número de la lotería acabará en 8. O en 5. Puede que en 1 o en 6. Quizás en 7. Tampoco podemos descartar el 3, el 4 o el 2. 9 y 0 lo tienen más crudo, pero no imposible.

-La dendrofilia gana adeptos en un pueblo cerca de Matalascañas. Se aconseja vigilar de cerca todo ser susceptible de hacer la fotosíntesis. Eso incluye bibliotecarios y ebanistas.

-El polimorfismo cromático sintético termal es cada vez un tema que nunca falla a la hora de intentar librarnos de vendedores de gatos disecados.


Y esto es todo. Espero que algunos de estos interesantísimos datos os pueda servir para ligar en vuestras noches locas de pescadería.

martes, 2 de septiembre de 2014

Enamorada

¡Yey! Sigo viva. Me he saltado el mes de agosto, poca vergüenza la mía. Y encima no vuelvo para ofrecer más pseudocríticas, sino que regreso para poner cosas ñoñas. El terror.

No hay nada peor para un escritor que ser feliz. Es un hecho. No se pueden escribir cosas desgarradoras cuando estás todo el día con la sonrisa tonta. Se pueden escribir cosas sobre pollos tuertos, eso desde luego. Y eso ya está encauzado en un proyecto que algún día será algo más que un puñado de páginas en un rincón del disco duro.
Sin embargo, se puede vaciar el alma (si tienes) cuando las cosas van mal. Lo veo a diario, gente que llena sus redes sociales de pensamientos profundos, acompañados de canciones melancólicas. Pero yo ahora solo puedo pensar en lo bien que se está en la cama, en lo abusable que es mi melenudo, en mi próximo viaje y en lavadoras de terciopelo. Esto último solamente los fines de semana.

En cualquier caso, quería actualizar. Aunque fuese con una entrada como esta. O tal vez una entrada como esta es precisamente lo que tenía que poner.

Hace un par de semanas cumplí un año junto a mi merluzo. Es gracioso, ya debería estar más que acostumbrada a aniversarios, que vengo de dos relaciones largas. Pero parece que cada nueva relación borra todo el pasado y se alza con el título de "la mejor relación del mundo". Y te emocionas como si nunca antes hubieses cumplido un primer año junto a alguien.
La verdad es que tiene mérito sentirse así, porque precisamente vengo de relaciones en las que fui muy feliz. De hecho, la última fue tan buena que con mi ex sigo teniendo una profunda amistad y lo adoro sobremanera.


Así que un año. Un año perfecto. Un año en el que he descubierto que pese a volverme más exigente con cada nueva relación, soy capaz de encontrar a alguien a la altura de las expectativas. Y eso que pensaba que precisamente este meloncio era el menos indicado para contribuir a la felicidad. Pero el destino no pensaba lo mismo. Casi me salgo con la mía, me crucé con un par de personas que tenían su aquel. Me entretuve interesándome en ellas (y a veces ellas en mí) pero todo fue en vano. Desde aquí tengo que agradecer que no fuesen las personas adecuadas para mí. Gracias a ello algo se encendió en mi cabecita, una bombilla de esas de bajo consumo. Y se me ocurrió que igual ese informático melenudo al que llevaba meses tratándolo como mi novio (pero sin admitirlo, desde luego) podía ser alguien digno de ese título. Ah, maravilloso viaje a Japón que me permitió pasar varios días sin pensar en un solo hombre y pasar página con mi relación anterior. Y maravillosa quedada veraniega de meses después, en la que comprobé que era inútil seguir negando que quería tener a mi melenudo al lado.


Y así nos plantamos en el presente, un año después de ese momento en el que le confesé que yo ya no podía verlo como a un amigo. O pasado cercano, que como dije, de eso hace un par de semanas. Lo que sí es presente, de lo más cercano y actual, es el estado de enamoramiento tonto que aún tengo encima. Ese mismo estado es el que me hace estar ya de los nervios con el nuevo viaje. Sí, ir a Japón mola. Pero ir con él, poder mostrarle todos los lugares que me encantaron, sorprenderlo con sitios maravillosos... eso es lo que realmente me hace ilusión. Y tomar dulces, claro. Y volver a la fanta de uva y al calpis. Ains *_*

Como decía en el título, estoy enamorada. Pero no solo de él. De la vida en general. Y no porque la vida sea estupenda. No tengo trabajo, vivo en el exilio, tengo a todos mis amigos lejos, mi salud sigue siendo de segunda mano y el mundo todavía está sin dominar. Pero existo y eso mola mucho. Porque podría haberme tocado ser cualquier otra persona, pero no. Soy yo. Y eso es genial. Muy poco modesto por mi parte, pero genial. Y cuando te enamoras de la vida, la vida se enamora de ti y te pone informáticos melenudos en el camino. Y abusas de ellos y te los pides como novios. Así funcionan estas cosas.

Hasta aquí la actualización nocturna-amorosa de hoy. Ahora a la cama.


sábado, 19 de julio de 2014

Más pseudocríticas

Sigue pasando el tiempo. Y sigo leyendo cosas y haciendo maravillosas pseudocríticas.

Cinco horas con Mario

Mario se muere nada más empezar la historia y nos deja con su viuda hablando con el cadáver y reprochando mil millones de cosas. Menos mal que pasó únicamente cinco horas, porque menuda tía más pesada. Que si Mario, cariño, yo no digo que no, pero es que mira qué mal me tratas, que da vergüenza salir contigo. Y así durante todo el libro.

Puntuación: Un sobre y medio de azúcar.
Pros: Es muy interesante comprobar que los argumentos de la mujer, ejemplo del clasismo más recalcitrante, se pueden ver a día de hoy en bocas de personas de nuestros días. Cambia la historia, cambian los hechos que suscitan esos pensamientos... pero no cambian los pensamientos en sí.
Contras: Que alguien calle a esa mujer. Tanto ella como Mario merecen sendas bofetadas.

Crimen y castigo

En esta novela el castigo es completamente psicológico. El protagonista, Rodión, se carga a una vieja usurera porque se cree por encima del bien y del mal. Luego descubre que en realidad es un cutre que no puede con el remordimiento. Aunque más que con el remordimiento, con lo que no puede es con la idea de saberse mediocre y no ser capaz de ser un humano por encima de los demás. En esta historia hay muchos rusos, muchos nombres raros y más rusos. Las malas lenguas dicen que se debe a que el autor es de Moscú, pero todos sabemos que en realidad era de Valladolid.
Destacar que las mujeres en esta novela son un dechado de virtudes. No todas, pero sí las cercanas al protagonista (su madre, hermana y la chica de la que se enamora). En fin, muy pavas todas ellas.  Rodión es muy raruno, a todo esto. De haber vivido en nuestro tiempo, estoy segura de que habría sido informático. 

Puntuación: Vodka con sombreritos.
Pros: Sale Arcadio.
Contra: Nadie se cree que un tío tan cutre como Rodión siga teniendo amigos. La gente llora mucho.

20th Century Boys 

Y para variar un poco, un manga. El autor es el mismo que el de "Monster", así que el que haya leído dicho manga sabe lo que se puede encontrar. Una historia que engancha, un dibujo estupendo, varios personajes y tramas que se entremezclan... y una forma de alargar la trama que se acaba cargando parte del encanto.

Va de un grupo de chavales que tienen un escondite y no se drogan. Pasan los años y esos mismos chavales son adultos. Y el mundo entonces es amenazado por un enmascarado que responde al nombre de Friend/Tomodachi/Amigo (depende del idioma que te apetezca usar). Ese "amigo" es un sectario de mucho cuidado y se va haciendo poderoso. Y decide que es buena idea cargarse el mundo o parte de él. ¿Cómo hacerlo? Pues siguiendo las profecías que escribieron los muchachos en una libreta allá por los setenta, cuando jugaban como los críos que eran. De lo que se deduce que el tal "amigo" tiene algún tipo de conexión con ellos... chan, chan, chaaaaaan...

La historia transcurre a lo largo de cincuenta años y va pegando saltos temporales de un lado a otro. Pero no es eso lo que hace que la historia sea complicada de seguir. Es la manía del autor de meter más y más personajes. Y encima a la mitad de ellos no les pone nombre... o rostro. Y es que gran parte de la historia sobraría si los personajes fueran algo menos inútiles y no se olvidasen de la existencia de otros niños de su pasado así por las buenas.
Ah, la música juega un papel importante, absurdo y estúpido a partes iguales. 

Puntuación: Dos robots gigantes.
Pros: Engancha. Mucho. Y Otcho mola *_*
Contras: Se alarga demasiado y el final no es nada espectacular. Otro contra es que demasiadas cosas se solucionan con un "Ah, ahora que hago memoria, pasó esto". Y bueno, que el "amigo" promete más de lo que luego nos ofrece.

Hasta aquí las pseudocríticas de estas semanas. Toca seguir leyendo.

jueves, 29 de mayo de 2014

Pseudocríticas literarias

Tiempo de ocio ilimitado + lector electrónico = muchos libros

Estoy aprovechando este tiempo para leer esos libros de los que siempre te han hablado pero que nunca has leído. En mi caso, tampoco visto versiones cinematográficas, que el cine y yo no somos especialmente amigos. Todo se debe a un enfrentamiento sangriento en el 93. Hubo camaleones y cuarzo. Con eso lo digo todo.

El caso es que nunca he hecho críticas serias de nada. Y esta vez no va a ser una excepción. Ni siquiera van a ser críticas. Así que allá vamos...

El nombre de la rosa

Es esta una novela  muy culta, muy de monjes. Por algo el escenario es una abadía.
Hay asesinatos e investigaciones, hay discrepancias religiosas. Pero eso es lo de menos. Lo importante es que hay alusiones eruditas a muchos autores y libros. Tan eruditas que la mitad están en latín.

Es un libro que habla de un libro que habla de muchos otros libros. Hay referencias a mil cosas (o quizá a novecientas noventa, que no hay que exagerar) y todo es muy espiritual. También hay monjes sodomitas.

Al final no llega el Anticristo porque aún no existe la informática, pero llegan cosas similares, como venenos, fuegos y gente que se hace vieja.

Puntuación: 27 sobre H
Pros: Hay latín. Yeah, "to culto".
Contras: Hay latín.


El cartero siempre llama dos veces

Aquí no hay latín. Ni descripciones. Ni casi páginas.
Es una novela negra sin las intrigas y los planes rebuscados de las actuales.
Lo protagonizan dos seres muy corruptos, cada uno a su modo. Uno es un vividor que se enamora de la esposa del hombre que le da trabajo. La otra es una caprichosa que lo corresponde, pero que no quiere fugarse a la aventura porque es demasiado pija para ello. Por ello deciden matar al marido, así como el que decide ir a tomarse un café.

Básicamente se pasan el libro tirándose el uno sobre el otro, repudiándose según avanza la trama y declarándose amor eterno pese a ello. Una mezcla de masoquismo entre cutres. Al final mueren todos. Menos el perro. Porque no había perro, más que nada.

Puntuación: Dos tablas de madera.
Pros: Te puedes imaginar a los personajes en blanco y negro.
Contras: Hay abogados. 


Cien años de soledad

Actualmente en proceso de lectura.
No apta para personas que no toleren que se disipe la línea que separa la realidad de la fantasía.
A falta de avanzar más en la lectura, es la historia endogámica de gente que se fugó para montar un pueblo. Hay inventos maravillosos, guerras y una alarmante falta de originalidad a la hora de poner nombre a los miembros de las nuevas generaciones.
Así que es una mezcolanza de Arcadios y Aurelianos varios, haciendo cosas que tan pronto son brillantes e ingeniosas como dignas de bofetadas correctoras.
La gente se hace vieja y no se muere. Y si se muere como que les da un poco igual, porque reaparecen para pasearse por ahí cuando se aburren.

Puntuación: Quién sabe, aún no he terminado de leer el libro.
Pros: Hay un señor que se llama Prudencio.
Contras: No sale Gumersindo.

sábado, 17 de mayo de 2014

Hace un año

Hace un año estaba yo disfrutando del Sanja Matsuri en Tokio. Este podría hacer lo propio con la feria. Pero en lugar de ello, estoy vegetando en la cama, poniendo cara de escolopendra interestelar.

Han cambiado muchas cosas en ese tiempo. Gente que estaba a mi lado ahora no está. Y gente que no estaba, ahora comparte vida conmigo. Qué bonito todo *_*

Así que ahora me toca pensar en una buena celebración para el mes que viene, que mi merluzo estrena los 30. En realidad lo tengo todo pensado, pero como se pasa por aquí a leer entre las sombras, no puedo decirlo. Así que meloncio mío... ¡Te quedas sin saberlo! ¡No sabes nada, Jon Nieve!

La verdad es que el año pasado fue movido. Para compensar, lo que llevamos de 2014 es cutre y aburrido como él solo. Con esto del ahorro para el viaje de octubre, sumado a que donde vivo no hay nada que hacer...
¡Pero no importa! Lo estoy aprovechando. Leyendo mucho, mejorando idiomas, aprendiendo cosas nuevas, fusilando espectros de forma ovalada. Y fastidiando a la familia, que luego me vuelvo a independizar y hay que aprovechar ahora que se puede.

Lo que me alegra y en parte me motiva a escribir esta entrada, es recordar los buenos momentos de hace un año. Japón no fue un simple viaje de placer, ya que las circunstancias personales hacían que el irme a disfrutar fuese lo que menos me apetecía en ese momento. No imaginaba que el viaje se convirtiría en una experiencia interesante, con tiempo de soledad para aclarar mis ideas (es más bonito que decir que para irme de compras) y de compañía con tres personas a las que tengo muchísimo aprecio.

Ahora estos tres besugos se van a vivir otro viaje, del que espero noticias con muchas ganas (después de la que liaron en el Fuji, estoy deseando ver sus aventuras durante varios días de caminata).

Pero lo mejor es que no solo el pasado es interesante. El futuro también. Mi próximo viaje va a ser con mi amore. Un viaje inesperado, improvisado en una noche de hotel en el norte del país, meses ha. Un viaje al que, con suerte, seguirá una nueva etapa en la que abandonaré el exilio. ¡Sí! Mhuahahaha.

Así que estoy en un presente soso, pero con recuerdos bonitos a la espalda y con ilusiones para lo que está por llegar. Y con gente adorable que sigue ahí pese a la distancia. No puedo quejarme, no. Nunca una vida de exilio fue tan plena.

Y para despedirme, os cuento la dramática historia de un bolígrafo llamado Prim. O no. Mejor no. Que contiene detalles escabrosos y estamos en horario infantil.

viernes, 9 de mayo de 2014

Las búsquedas "abrusadas". Parte "ni me acuerdo"

Tengo que daros una triste noticia. En realidad es una noticia que sucedió hace ya tiempo (finales de 2011) pero a la que nunca he dado importancia hasta ahora. ¿Y por qué ahora? ¿Y a qué trágico suceso hago referencia?

La respuesta es sencilla. El análisis de palabras clave que la gente usa para llegar a mi blog. Desde que la mayor parte de la gente llega con el cartelito de "keywords unavailable" me he quedado sin material para aquellas entradas que Regargojana bautizó como "Búsquedas abrusadas". Fueron buenos tiempos, sí. Tiempos en los que el regargojano, esa variante disléxica de nuestra lengua (pero mucho más maravillosa) dominaba el mundo. Yo también lo dominaba (una parte, al menos).

Pero esos tiempos pasaron. Regargojana nos abandonó para ir a un lugar mejor (que nadie busque su lápida, simplemente ha emigrado) y ahora me toca enfrentarme sola a la maldad del universo. Sin embargo, nos quedan los recuerdos. Y los viejos txt con cosas apuntadas.

Oh, sí. Esa entrada es un homenaje a esos tiempos pasados. Las últimas búsquedas antes de que apareciese esa búsqueda privada que tantos buenos momentos me ha arrebatado. También he encontrado perlas inéditas de regargojano. Pero eso quizás para otra ocasión.

Sin más, aquí van las últimas búsquedas que condujeron a indefensos seres humanos hasta este humilde (bueno, de humilde no tiene nada) blog.

-"Burbujas que aparecen en los intestinos" (Empezamos bien)
-"Armadillos voladores" (Seguimos aún mejor)
-"Animal que se hace bolita" (Desde mi perro a un pangolín)
-"Animales de la región chocó osos hormigueros" (Ehmmm)
-"Amibas (sic) en el estómago" (Probablemente las culpables de las burbujas intestinales, ahora todo cuadra).
-"Casanova cómo descubrir curiosidades sobre las mujeres" (Curiosidades... ya...)
-"Cosas raras de la naturaleza" (¡Mi novio! O un ornitorrinco. Mi novio conspirando con un ornitorrinco, definitivamente).
-"Si una ameba es hipotérmica" (Una ameba puede ser todo lo que quiera).
-"Malo de gost" (sic)
-"Animales lentos de la tierra"
-"Ornitorrinco más feo del mundo"
-"Ojo color verde de vagos"

Pero como veis, no tienen nada que hacer contra las grandes, maravillosas, estupendas y repetidas búsquedas de tiempos pasados. Así que dejo aquí los enlaces anteriores para vuestro disfrute:

http://ilunumaid.blogspot.com.es/2011/09/las-busquedas.html

http://ilunumaid.blogspot.com.es/2011/10/busquedas-abrusadas-ii.html

http://ilunumaid.blogspot.com.es/2012/02/busquedas-abrusadas-iii.html

Echaré en falta curiosear sobre las búsquedas de la gente. Ains...







domingo, 4 de mayo de 2014

¡Mayo!

Creo que es la primera vez que titulo una entrada con el nombre de un mes. Es claro, directo. Y muy cierto. Al menos durante todo el tiempo que se extienda mayo, claro.

Este año está haciendo un calor horrible del averno. Vamos, como todos los años, pero por adelantado. Empezó en abril. Y seguramente nos acompañe hasta el día en que necesitemos buen tiempo para algo importante. Entonces volverá el cuarenta de mayo, sus sayos y demás. Lo cual no me importaría que sucediese, todo sea dicho. Ya habrá tiempo de calor en verano.

El pasado año estaba a estas alturas preparando el viaje a Japón. Es decir, estaba igual de vaga y ociosa que ahora, pero con billetes comprados.Bueno, vale, ahora también tengo billetes preparados. Pero no para este mes. Alguna diferencia tendría que haber. Bueno, y que oficialmente, este mayo mi merluzo es mío. El año pasado aún se podía debatir esto.


Bueh, me acabo de percatar de que hablar de cosas serias, como mi vida, me cuesta más que poner las primeras idioteces que se me vienen a la cabeza, como hago siempre. Me siento como escribiendo un diario serio, sensato. No mola.

Por eso, hablaré de platos de espinacas. Eso va más conmigo. Aunque no me gusten. Es que son verdes. Pocas cosas verdes hay que estén ricas (las que no saben a hierbajos, básicamente).
El caso es que los platos de espinacas nunca han protagonizado guerras. Ni han hablado mal de nadie. Son ejemplos a seguir. Y pese a ello, están infravalorados. Nadie habla con orgullo de los platos de espinacas. Nadie tiene sueños sobre dedicar su futura carrera profesional a ese mundo.

Pero hay muchas más cosas a las que no se da el valor necesario. Por ejemplo:

-La salud. Cuando te falta ves que es lo más básico de todo. No puedes ir por la vida con los intestinos por fuera, escupiendo sangre y con el colesterol alto. Lo he aprendido viendo anuncios en la tele.

-La ausencia de invasiones de cucarachas. Nunca se está lo suficientemente agradecido al hecho de que no se crucen en tu camino.

-El poseer ojos. Sirve tanto para deleitarse con el sentido de la vista (si se dispone de él, claro) como para presumir. Aunque soy más de presumir de pulmones, que son de calidad.

-Poder levantarte tarde de la cama. Y gandulear en general. A la gente parece que le falta tiempo en la vida y decide privarse de horas de sueño para "aprovechar el día". No sé bien en qué aprovechan esas horas, la verdad. Seguro que en algo horrible. Como trabajar. O en ir de compras. ¡Puede que ambas!

-La existencia de los dulces. Pensad en un mundo sin gominolas. Sin chocolate. Sin flanes. Sin batidos. Sin pasteles. Sin azúcar. Sin leche condensada. Terrible.

-Mutar en terciopelo. La más importante de todas y la menos valorada. El 90% de la población ni siquiera ha intentado hacerlo. Se pierden las viejas tradiciones, se pierden.

-Los estepicursores. O bolas rodantes del desierto. Nadie los usa ya para decorar sus salones. ¿He dicho ya que se pierden las tradiciones? Pues eso.

-Mi persona. Aún no he visto monumentos a mi persona. Ni discursos fundacionales de sectas que me tengan como ejemplo de ilustre ser vivo bípedo. Sin duda, es una clara señal de que el mundo está en decadencia desde hace más de tres décadas. Ah, qué vieja soy. Y qué joven al mismo tiempo. Y qué piel tan poco escamosa. Ni siquiera tengo espolones venenosos. Quizás por eso aún no domino el mundo.

Dicho esto, acabo de ser consciente de que el sueño ha decidido arrebatarme el teclado. Hasta aquí hemos llegado, parece estar diciendo. Es posible que tenga razón. Pero solamente por esta vez.

sábado, 26 de abril de 2014

Me está mirando un canguro

Oculto tras un cactus. Con esos ojos redondos, como de cristal. Observa, sin perder detalle. Cuando menos me lo espere, me robará los CDs.


Hoy es sábado, día del colchón vanidoso. Y me veo incapaz de salir de la cama. Eso suele ser normal en mi día a día, pero ahora al menos tengo un motivo. Un motivo más allá de la pereza, el sueño infinito o la posibilidad de que me ataque un armadillo cojo. Y ese motivo es que ayer me atacaron las agujetas del averno. Todas a la vez. Desde todas las direcciones posibles. Y las imposibles.

Así que emplearé mi tiempo encamada en algo útil. Muy útil. Como respirar. Es algo imprescindible para la vida. Para mi vida, al menos. Igual si fuese una bacteria aneróbica no lo necesitaría. Pero por ahora el oxígeno es mi amigo. Al menos lo será mientras no adquiera la mala costumbre de pedir dinero. Eso es algo que únicamente yo puedo hacer. Al menos, con estilo.

¿Cómo una persona puede emplear tres párrafos para decir que no le apetece salir de la cama? Siendo yo, está claro. Y siendo capaz de teclear una palabra tras otra sin pararse a pensar en lo que escribe. Y teniendo ojos de tipo seis. Que viene a ser lo que cualquier persona normal tiene. Salvo los informáticos.

Mi informático sigue siendo muy adorable. Tengo ganas de verlo y achucharlo. Fuerte, muy fuerte, pero sin romperle huesos. Por falta de ganas, ciertamente. Y por falta de fuerza suficiente. Y porque tengo una reputación de persona pacífica que mantener.

Total, que buen fin de semana para todos. Excepto para los que midan más de tres metros.

viernes, 21 de marzo de 2014

Rigoberto se fue a la playa

Las olas se precipitaban contra las rocas, estrellándose en espuma, sal y serpentinas obstinadas de color azul.  Podrían haberse estrellado también contra Rigoberto, pero para ello habría sido necesario que Rigoberto tuviese un cuerpo tangible en lugar de una esencia con aroma a vainilla.

Rigoberto era joven. Y viejo. Era una de esas personas inestables que no se deciden a ser o a no ser. Como las mandarinas turcas.

En el pasado, había gobernado en un pequeño reino, de tres metros cuadrados. Pero hacía ya mucho tiempo de aquello. Ahora ya no portaba corona alguna, se había vuelto humilde. Hasta se permitía caminar descalzo en playas como aquella. Quizás porque tenía cuatro pies, y eso siempre es muy práctico para desplazarse sobre la arena inestable y levemente rojiza.

Un barco navegaba tranquilamente, a lo lejos, mecido por el viento. Era un barco fantasma. A pocos metros de distancia, lo seguía otro barco, este completamente real. Normal, vulgar, de madera poco noble. Pero algún día podría ser también un barco fantasma y lucir velas espectrales. Era uno de sus sueños más ansiados, sueños de barco aventurero, que no pierde la esperanza.

Rigoberto sabía mucho sobre esperanza. Tuvo una tía segunda con ese nombre. También tuvo esperanzas propiamente dichas. Unas tres o cuatro, lo cual no está mal para una vida como la suya. La mayor de todas ellas era la de mutar en estafilococo. Pero posiblemente tuviese que dejar aparcado el sueño para una próxima reencarnación. Aunque renacer bajo la forma de roca calcárea tampoco le parecía mal.

En cualquier caso, era ya tarde. El sol se ocultaba perezosamente tras el horizonte, tiñendo las aguas de colores que dañaban la vista de sus ojos cansados. Decidió que iba siendo hora de comprar unos nuevos.
Con este pensamiento en mente, dio media vuelta. Y se largó. Como se largan aquellos que nunca han vivido en gallineros del sur de Europa.

jueves, 20 de marzo de 2014

El corcho no tiene sombreritos cursis

Marzo. Mes del viento, del ferrocarril industrial y del pomo de puerta tímido.

Hace tiempo que no cuento nada de mi vida. Quizás porque no es demasiado fascinante. Aún no he dominado ni una pequeña parcelita, nada. Terrible.
Peeeroooo... he hecho otras cosas. Por ejemplo, programar otro viaje a Japón. Son cosas que pasan.

Me acabo de dar cuenta de que llevo siete meses con mi melenudo. El tiempo vuela.
Estoy muy contenta con él, como ya podrán imaginar los que saben la historia que hay detrás de todo esto. Los que no lo saben... pues nada, que se esperen a la adaptación cinematográfica.

También me he dado cuenta de que estudiar es aburrido. Sí, sigo estudiando. Por mi cuenta, nada oficial. Solo mejorando idiomas. También escribo y tengo algunos proyectos. Todo por propia voluntad, a ver si alguien cree que puedo hacer algo de provecho sin salir del exilio. Eso es imposible. Bueno, no. Pero muy poco probable. Y con menos posibilidades aún de conservar la cordura en el proceso.

Las habilidades adquiridas en la "etapa bosque" van muy bien para sobrellevar esta temporada de asociabilidad forzada. Quizás forzada no es la palabra, pero desde luego, la inversión requerida no se rentabilizaría. Y la economía de esfuerzos es algo sobre lo que tengo nociones avanzadas. Más avanzadas que el tiempo que me queda aquí, de hecho. Y es que tras volver de Japón, si la suerte me es favorable, huyo a refugiarme a los brazos de mi merluzo.

Mi merluzo es adorable, por cierto. Y melenudo. Ñam. Sí, me pierden las melenas. Y me pierde él. Aaaah... si no hubiese distancia...

En cualquier caso, la vida es placentera por aquí, en el exilio. No es desapacible. Y puesto que tengo la habilidad de ver el lado positivo de todas las cosas (excepto de las invasiones de cucarachas), se puede decir que disfruto de mi retiro. Tengo tiempo para dedicarme a mis aficiones, para centrarme en mis proyectos y para disfrutar de lo bien que sienta no tener que madrugar. Cuando paseo, hasta me deleito con las cosas bonitas que me encuentro. Ya que hay que estar aquí, qué menos que aprovechar esta temporada y sacarle partido. Que hay cosas que no están del todo mal... como... no sé... ehmmm... que hay mucho sol... y...eeeh... nubes muy blancas. Y oxígeno. El oxígeno siempre es importante.

Nah, no me quejo. Cada día me levanto feliz, que es lo que cuenta. No necesito buscar el sentido de la vida, porque mi vida tiene sentido desde que me la dieron. Disfrutar de lo que me gusta. Es lo que lleva haciendo el ser humano desde tiempos lejanos. Alimentarse y vivir. Uno decide si buscarse su propio alimento y techo o si prefiere ser un miembro más de la sociedad y disfrutar de la vida moderna, ganando dinero trabajando y empleando dicho dinero en adquirir el alimento y pagar el hogar. La finalidad es la misma, mantenernos vivos y poder hacer así lo que nos plazca.  Y hacer eso se me da estupendamente.

Ains, se me ha olvidado hablar del corcho. Es un buen tipo. Quizás la semana que viene os cuente la anécdota de cuando un guisante vino a pedirle dinero para drogas.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Get Down!

Hoy me apetece revivir esto, porque he descubierto que hay gente que no conocía su existencia. Hablo del maravilloso vídeo del bug de GoldenEye 007 y del meme que se creó a consecuencia de ello.

El vídeo:




La explicación (en inglés):



Y uno de mis bailes favoritos:




lunes, 10 de febrero de 2014

Es tan fácil quererte...

Fue fácil prendarse de ti en los tiempos de inocencia. Fue igualmente sencillo hacerlo en la madurez. Lo que no imaginaba es que iba a resultar tan natural unir las almas de forma que se perdiese la noción del tiempo.

He olvidado cuántas veces me negué a quererte. Supongo que tantas como deseé perderme entre tus brazos. Pero el tiempo, el destino y mi propia tozudez ganaron la batalla a todas las inseguridades. Ni siquiera la incertidumbre era rival para nosotros.

Y ahora me encuentro echando en falta tu piel junto a la mía, a escasas horas de nuestro último beso. Añorando tus palabras, tus caricias. Buscando tu calor en mitad de la noche, mi cuerpo adormilado acurrucándose junto al tuyo, una sonrisa asomando al rostro al cruzarse nuestras miradas.

Las horas volaron. Nos las robaron las sábanas perezosas, las burbujas del cálido baño que tanto tiempo jugamos a imaginar. Nos las robaron los recuerdos y los sueños de futuro. Especialmente estos últimos. Y es que se me va el tiempo ultimando cada pequeño detalle, compartiendo contigo hasta el más insignificante descubrimiento. Tratando de crear un escenario perfecto, un regalo que entregarte ahora que ya te has llevado mi alma.

Quién me iba a decir que me costaría tanto dejarte marchar en aquella estación. Que ahora, con la lección aprendida, con la vida a medio recorrer, me iba a encontrar de nuevo suspirando por aquellos momentos que en mi mente se repiten una y otra vez. Como una película que nunca me canso de ver, una película que se diría que mejora con cada nuevo visionado.
Y así me sorprendo con la mirada perdida, como buscándote. Con el corazón contando los días, con la mente anclada en el eco de aquellas palabras que tanto me gusta pronunciar.

Y es sencillo dejarse llevar, arrastrada por la corriente de impulsos cada vez más fuertes, de sentimientos que se fijan en cada rincón de mi cuerpo. Y aunque me vence el sueño, necesito escribirte, gritar al viento que aquí estaré, esperando. Adorándote cada día un poco más, controlando las ganas de correr a tu encuentro, aquí y ahora, ignorando a la razón.

Lo conseguiste. Has vuelto al jardín del que nunca debiste salir. Y yo estoy aquí para tomarte de la mano y recordarte cuánta alegría eres capaz de aportar a cada estancia, cuánta luz derramas sobre las paredes de este pequeño palacio.

Es un reencuentro que dio vida a una nueva ilusión, una esperanza que se alimenta de encuentros que la vuelven cada vez más fuerte. Y crecerá, hasta engullirlo todo y formar un nuevo mundo que sirva para dibujar en él nuestros sueños.

Pronto, muy pronto.
Te quiero.