martes, 13 de noviembre de 2012

Hinojoso

Hinojoso Pamposito era un tío cutre. Muy cutre. Más que uno de esos abedules que te despiertan por la mañana antes de tiempo.
Vivía en un pequeño apartamento a las afueras de la ciudad, junto a su tortuga Claudia. Cada mañana, llenaba el cuenco de comida de su compañera, mientras ella intentaba arrancarle los dedos a mordiscos. Una relación de lo más tierna y bonita.

Hinojoso trabajaba  en cosas feas. Comercial de cactus, orientado al sector de las plantas de procesado cárnico. Por extraño que parezca, era un negocio con el que ganaba una cantidad de dinero nada despreciable. Las fábricas siempre han sido lugares muy tristes, así que no era difícil convencer a los jefes de que llenarlas de macetas de "Charlies"  y "Genovevas" (las dos especies más demandadas) ayudaría a mejorar la producción del lugar.

Por tanto, podía permitirse el llevar una vida anodina pero razonablemente cómoda. Los fines de semana, para escapar de la rutina, solía caminar cerca del río, sacando imágenes del paisaje. Luego, en casa, las colocaba en las páginas libres del álbum. Así había llenado ya cuarenta tomos de clónicas imágenes.

Nada hacía sospechar que Hinojoso estaba a punto de vivir una experiencia que cambiaría por completo su forma de ver el mundo. Solo quedaban dos semanas para el nacimiento del oblongo interdimensional. 

3 comentarios:

Eurasia vive en nuestros corazones dijo...

¿Tú usarías cebo vivo para pescar pintarrojas? Pues lo mismo con los merluzos.

Mira que te lo tengo dicho.

M dijo...

Eh, eh. Que ahora no estamos hablando de mí, sino de Hinojoso. Es algo muy diferente.

Regargojana dijo...

¿Sólo quedan 2 semanas para el NdOI? No es posible, si yo miré el calendario hace un mes y aún quedaban 30 días. Voy muy atrasada con los preparativos.T_T